Los derechos sociales son fundamentales para empoderar a las personas. Por ello, es lógico que prestemos especial atención al potencial de empoderamiento -pero también de desempoderamiento- de la inteligencia artificial (IA). Si sólo unos pocos dominan esta poderosa herramienta, aumentará la desigualdad. También cambiará por completo los empleos: algunos desaparecerán, otros serán diferentes y surgirán otros completamente nuevos. ¿Cuál es la mejor manera de afrontar los cambios aparentemente inevitables que la IA introduce en nuestras sociedades?