Para que los europeos se sientan realmente parte del proyecto europeo, deben beneficiarse directamente del presupuesto de la UE, en particular mediante la creación conjunta de proyectos comunitarios. Estos enfoques existen (por ejemplo, la metodología de DLP & LEADER), pero son pocos y distantes entre sí. Un ejemplo de este enfoque basado en la comunidad son las comunidades de energía. El potencial de propiedad comunitaria de las energías renovables en la UE es considerable. Para 2050, se proyecta que alrededor del 45 por ciento de la producción de energías renovables podría ser propiedad de ciudadanos de la UE, alrededor de una cuarta parte de los cuales podría provenir de comunidades de energía como las cooperativas. Otro estudio ha estimado que solo para 2030, existe el potencial social de 176 mil millones de euros que podría aprovecharse de los ciudadanos de la UE que desean invertir en cooperativas energéticas, lo que lleva a un potencial de producción agregado de 195,805 GWh cada año. En la actualidad, la mayoría de las comunidades de energía no se comprometen con los fondos de la UE, ya que los consideran demasiado burocráticos. A través de ventanillas únicas específicas, o con la ayuda de organizaciones de apoyo (por ejemplo, federaciones nacionales de comunidades de energía), el acceso a los fondos de la UE debe simplificarse, centralizarse y acelerarse.