Imagínese un mundo en el que los gobiernos nacionales y los municipios tengan órganos de consulta y consejos consultivos intergeneracionales en los que los participantes de diferentes grupos de edad y entornos socioeconómicos, incluidas las comunidades minoritarias y los expertos, se reúnan para debatir y proporcionar información sobre las políticas y acciones de las instituciones. Después de la retroalimentación, se establecerá un mecanismo de seguimiento para rastrear y monitorear la implementación de dicha retroalimentación en la política / acción. Todos los ciudadanos afectados por las decisiones políticas están facultados para contribuir al diseño de las políticas. Los ciudadanos, incluidos los jóvenes, tienen tiempo y recursos para ser verdaderamente ciudadanos: nuestra sociedad se centra tanto en las dimensiones económicas y privadas de la vida que queda poco tiempo, energía y recursos para contribuir a la vida pública y política a diario. Los ciudadanos vuelven a ganar su confianza en las instituciones, ya que son responsables. En las escuelas, los niños aprenden educación para la ciudadanía, y esto les ayudará a ser más conscientes de sus derechos y deberes y a ser ciudadanos activos.