Cada vez más niños y adolescentes sufren enfermedades mentales causadas por la presión académica y otros factores. La edad en la que ocurren está cambiando cada vez más hacia abajo, lo que debería ponernos en la alerta más alta. Teniendo en cuenta el hecho de que los niños y adolescentes pasan la mitad del día en la escuela, y al mismo tiempo teniendo en cuenta el pequeño número de psicólogos disponibles para más de 800 estudiantes, uno se pregunta: ¿Cómo puede una sola persona, que solo está presente cuatro horas a la semana, garantizar el bienestar de tantos estudiantes? La salud mental no es una moda pasajera, sino un problema grave que afecta la satisfacción de toda nuestra sociedad. La capacitación y la expansión de nuestro personal de atención médica deben ser una prioridad. Un primer paso en la dirección correcta sería comenzar en las escuelas. Porque 0.005 horas por estudiante están lejos de ser suficientes para hablar sobre el propio sufrimiento del alma.