Dado que la UE se centra en la acción por el clima, la innovación digital y la defensa, una cuestión crítica sigue en la sombra: Disminución de la tasa de natalidad en Europa. Con tasas de fertilidad muy por debajo de los niveles de reemplazo en la mayoría de los estados miembros, el continente se enfrenta a un futuro de reducción de la fuerza laboral, el envejecimiento de la población y la creciente presión sobre los sistemas de bienestar. Si bien algunos gobiernos nacionales están tomando medidas, esto ya no es solo una cuestión local, sino que exige una respuesta europea coordinada. La sostenibilidad demográfica debe ocupar un lugar central en la política de la UE: a través de la financiación de las familias, la inversión en el cuidado de los niños y la vivienda, y el apoyo a la conciliación de la vida familiar y la vida profesional. Garantizar que los jóvenes europeos puedan permitirse el lujo de formar una familia no es solo una prioridad social, sino un imperativo estratégico para el futuro a largo plazo de Europa. La tasa de natalidad ya no es una preocupación de fondo. Es un reto central, y ha llegado el momento de actuar.