A menudo hablamos de desperdicio de alimentos y ahorro de agua, mucho menos ahorro de energía. Los Estados miembros deben promover por todos los medios posibles campañas para una mayor sobriedad y eficiencia en el uso de la energía. Es importante invertir en la formación que es necesaria para que estudiantes, ciudadanos y políticos sean conscientes del problema de la sostenibilidad energética, haciéndoles conscientes de la eficiencia energética, la reducción del consumo y los residuos.