La corrupción es un cáncer que erosiona la confianza en la democracia y socava el proyecto europeo. La lucha contra la corrupción debe ser una de las principales prioridades de la UE. Creo firmemente que la lucha contra la corrupción debe librarse a nivel de la Unión. Si bien la corrupción está muy extendida, en algunos Estados miembros está profundamente arraigada en todo el espectro de políticas y administración. Estos estados nunca podrán eliminar la corrupción por sí solos. Por lo tanto, un esfuerzo unificado y coordinado a escala de la UE sería esencial para abordar eficazmente esta cuestión generalizada.