Imagina un mundo en el que los tradicionalmente excluidos de la toma de decisiones también tuvieran voz. Esto también significa aquellas personas que aún no han nacido, sino que forman parte de un futuro del que somos responsables. Las generaciones futuras aún no nacidas cuyas vidas seguramente se verán afectadas por nuestras acciones, por lo tanto, su voz debería estar representada de alguna manera en la toma de decisiones de hoy, especialmente en cuestiones relacionadas con los problemas ambientales. Así que imagine un mundo en el que estas personas tuvieran una representación específica, por ejemplo, portavoces o defensores del pueblo como instituciones en todas partes que solo y específicamente se centren en cuestiones relacionadas con ellos y representen sus intereses frente a los responsables de la toma de decisiones. Ahora estamos en un sistema que generalmente solo se centra en el presente y el futuro a corto plazo, sin tener en cuenta los efectos a largo plazo de nuestras acciones, lo que hace que las vidas de aquellos en el futuro sean mucho más desafiantes. Podríamos vivir en un mundo en el que tomamos decisiones hoy con consideración a aquellos que vivirán en este planeta en el futuro, por ejemplo, los nietos de nuestros hijos.